Scioli y Macri a segunda vuelta, Vidal se impuso en la provoncia
Scioli y Macri quedaron con poca diferencia y habrá balotaje el 22 de noviembre. La candidata del PRO venció a Aníbal F. y desplazó al PJ de la gobernación tras 28 años.
Apenas habían pasado las 21.50 y Daniel Scioli decidió despertar a un kirchnerismo que deambulaba confundido: sin esperar un solo dato público del escrutinio oficial, dio un discurso encendido en el Luna Park de cara a un balotaje que sabía inevitable. Para confrontarse con Mauricio Macri, habló de dos modelos de país y anticipó lo que será su campaña para la histórica segunda vuelta del 22 de noviembre. Agitó el miedo por un rival opositor mucho más cercano a él en origen, vida e ideología que varios de sus compañeros de escenario. Gentilezas para un (¿ex?) amigo que busca el mismo sillón.
Un par de horas más tarde, se confirmaría lo peor para el Gobierno: no sólo Scioli estrenará la segunda vuelta presidencial, sino que después de 28 años, el peronismo perdió la gobernación de la provincia de Buenos Aires. La cándida María Eugenia Vidal vencía esta madrugada al duro Aníbal Fernández por varios puntos. También la oposición se alzaba con un triunfo en varios municipios clave de la Provincia (Tres de Febrero, Quilmes, Morón, Pilar, Mar del Plata, Bahía Blanca) y en una provincia históricamente peronista como Jujuy. Cambio de época.
Macri salió finalmente al escenario a las 23.13. “Se siente, se siente, Mauricio presidente”; hizo silencio para que lo vivaran. Después arrancó una tanda larguísima de agradecimientos. La ovación reivindicatoria a Elisa Carrió marcó lo que era la noche a esa hora. Fiesta total. Después vino la convocatoria a radicales, socialistas, productores, sindicalistas. “¡Vamos Argentina, vamos Argentina!”, cerró a los gritos un eufórico Macri, tapado por papeles y globitos.
Con estos dos protagonistas, Scioli y Macri, la película política del año tendrá su tercera y última parte. La baja performance del candidato K y el crecimiento de su inmediato perseguidor forzaron el capítulo final para definir quién será el sucesor de Cristina Kirchner. La Presidenta sintió el impacto. A la mañana, a la hora de votar, se mostró amable en Santa Cruz. Después sólo se supo que volvía en avión y se recluía en Olivos para seguir los resultados. Su furia con la realidad explicaría la demora en revelar la realidad.
Los datos oficiales, vergonzosamente demorados, recién comenzaron a difundirse cerca de la medianoche. Esta mañana, con el 97,17% de las mesas escrutadas, el postulante del FPV y su contrincante de Cambiemos pelean parejos: 36,86% para Scioli y 34,33% para Macri.
Con estos números, y si bien habrá que esperar el escrutinio definitivo -el único que toma la Justicia como válido y que demoraría al menos una semana- no se cumplía ninguno de los dos requisitos que prevé la Constitución nacional para coronarse en primera vuelta. No llegaban a los 45 puntos ni superaban los 40 con más de 10 de diferencia sobre el segundo. Tercero, lejos, queda el representante de UNA, Sergio Massa, con 21,34%. Lo del resto fue prácticamente testimonial: Nicolás del Caño obtenía 3,27%; Margarita Stolbizer, 2,54%; y Adolfo Rodríguez Saá, 1,67%.
Una mirada rápida, comparando los números de esta primera vuelta con la precuela de las PASO, explica el nuevo escenario: Scioli se cayó, Macri creció y Massa se sostuvo. El candidato K ganó la mayoría de las provincias en cantidad, pero el del PRO se llevó las de mayor cantidad de votos (Capital, Santa Fe, Córdoba y Mendoza).
Si el análisis se remonta meses atrás, se entiende la decepción K, la euforia en el macrismo y el conformismo massista. Cuando arrancó esta aventura, el candidato kirchnerista esperaba superar los 45 puntos, emulando a la primera Cristina, la de 2007, y ganar sin revancha. Lo de ayer, en la calculadora del PJ y excluyendo el particular 2003, es de lo peor desde la vuelta de la democracia. Macri, en cambio, consiguió el objetivo de llegar fuerte a una segunda vuelta. Incluso más de lo que esperaba. Massa, el peor de los mejores, se fue conformando cada vez con menos; anoche seguía hablando de una buena performance pese a que quedó lejísimos del balotaje. Político compulsivo, ahora jugará a fondo para hacer valer lo que le queda.
El apoyo de los votantes de Massa y el resto de los candidatos que quedaron fuera de carrera será, desde hoy, el botín para el primer balotaje presidencial de la Argentina. En 2003, Carlos Menem evitó dar esa pelea y Néstor Kirchner fue el mejor segundo de la historia.
Si la elección de ayer comenzó a marcar el fin de un ciclo político a nivel nacional, también terminó de configurarlo a nivel provincial. Once distritos eligieron en paralelo a sus gobernadores. La gran sorpresa la dio Vidal: con un importante corte de boleta venció a Aníbal F. y gobernará Buenos Aires los próximos cuatro años. Histórico: por primera vez una mujer, y opositora, barriendo a un hombre del PJ.
De menor envergadura pero también para los libros, por la falta de antecedentes, fue la victoria del radical Gerardo Morales en Jujuy; así terminó no sólo con el intento de un cuarto período de Eduardo Fellner, sino que desplazó al peronismo de la provincia por primera vez desde 1983. En Formosa, también hubo récord, pero al revés: Gildo Insfrán se garantizó, hasta 2019, 24 años ininterrumpidos al frente del distrito. En Santa Cruz, los datos aparecían con cuentagotas. La pelea era entre el radical Eduardo Costa y los kirchneristas-PJ Alicia Kirchner y Daniel Peralta. Allí también jugaba su suerte, para diputado, Máximo Kirchner.
En el resto de las provincias, primó la tendencia del año, con victorias oficialistas del PJ en Entre Ríos, Catamarca, La Pampa, San Luis, San Juan, Misiones. En Chubut, ganaba un peronista, pero ahora opositor: Mario das Neves.
El Congreso, capítulo aparte en la elección, fue quizás el lugar donde menos sintió el impacto el peronismo. Si bien perdió muchas bancas en Diputados, ya que no llegó a revalidar las decenas que ponía en juego fruto de una elección impresionante de Cristina en 2011, mantendrá una mayoría cómoda en el Senado. Como supo hacer en otros períodos, desde diciembre podrá apuntalar una gestión sciolista o condicionar a una macrista.
Parte de los resultados de ayer se explican, además, por una alta participación de los votantes. Asistió cerca de un 80% de los más de 32 millones de electores habilitados; un millón y medio más que el 9 de agosto. Aunque el porcentaje estuvo lejos del registro récord de casi 86% de 1983, se coló entre los más altos de las últimas presidenciales.Pese a todas las previsiones que hubo, o quizás por ellas, no hubo mayores denuncias por irregularidades durante la votación. Algunos faltantes de boletas, incidentes con fiscales, errores con el padrón.
El escenario inédito del balotaje genera nuevas dudas sobre un futuro político y económico que ya traía incertidumbres hasta ayer. ¿Cómo serán los últimos 45 días de Cristina en el poder? ¿Cómo convivirá con Scioli? ¿Cómo reaccionarán los agentes económicos y el intangible mercado ante este futuro electoral sin antecedentes? Actores y dudas para una saga que ni siquiera tiene el libreto terminado.
Fuente: clarin.com