Balearon el vehículo que conducía el vicepresidente segundo de Newell’s Old Boys

Dispararon al menos una decena de tiros. Cristian D’Amico iba con su hijo de 10 años. Ninguno resultó herido. Lo vinculan a la interna de la barra brava.

El vicepresidente 2º de Newell’s Old Boys, Cristian D’Amico, fue víctima anoche de un ataque a balazos cuando se dirigía a su casa en un country de las afueras de la ciudad en compañía de su pequeño hijo y a bordo de una camioneta. De milagro ninguno de los dos fue alcanzado por los tres disparos que sí perforaron la luneta del vehículo y rozaron una de las puertas.

Ocurrió pasadas las 22 cuando D’Amico conducía una camioneta Chevrolet S10 blanca por Valparaíso y Montevideo con destino a su casa ubicada en un country de Funes. Junto a él iba su pequeño hijo de 10 años, al que minutos antes había ido a buscar al complejo de fútbol infantil «Malvinas Argentinas», que la entidad tiene en Zeballos al 3100.

En esas circunstancias, desde un Renault Clío gris que se puso detrás de la camioneta, partieron al menos una decena de balazos de grueso calibre. Dos de esos proyectiles perforaron la luneta del rodado de D’Amico y otro rozó el lateral izquierdo de la carrocería.

Tras el ataque, D’Amico imprimió velocidad a su camioneta y llegó hasta avenida Pellegrini y Felipe Moré donde se halla estacionado un patrullero con dos agentes ya que allí son constantes los robos a los automovilistas que aminoran la velocidad por un cruce ferroviario o detienen la marcha por el semáforo. El dirigente leproso informó entonces de lo ocurrido y desde allí se infromó al 911 que acompañó a la víctima a la comisaría 6ª para presentar la denuncia.

El dirigente llegó a la seccional en estado de shock y recibió allí al ministro de Seguridad de la provincia, Maximiliano Pullaro, quien se puso a disposición del vicepresidente 2º rojinegro, a quien le ofreció custodia personal y todas las garantías que el caso requiere.

Antecedentes. Según fuentes del club del parque Independencia, D’Amico está íntimamente ligado a Claudio «Tiki» Martínez, secretario de la entidad rojinegra cuyo domicilio fue atacado a tiros en agosto, lo que lo obligó a tomarse una licencia de la cual ya habría retornado.

La noche del 4 de agosto, el edificio de Rodríguez 1648 donde reside Martínez fue blanco de un ataque a tiros. No menos de siete detonaciones fueron hechas desde una moto sin causar heridos. Una semana después, a las 15.30 del 10 de agosto, dos jóvenes en moto y esgrimiendo armas de fuego realizaron nuevas amenazas intimidatorias frente al edificio donde vive Martínez y que tenía custodia policial.

Finalmente, el 27 de septiembre una granada fue arrojada desde un auto que pasó frente a la sede del club. Ocurrió a las 21.30 en la puerta 4C y la onda expansiva llegó a la Secretaría de Comunicación del club rompiendo algunos vidrios sin que haya heridos.

En el marco de estos ataque hubo además dos crímenes: el 7 de junio fue baleado cuando salía del club Matías Hernán Cuatrerito Franchetti y el 27 del mismo mes, en Pellegrini al 5300, fue acribillado Maximiliano Larroca. Entonces la hipótesis de los investigadores es que «todo se encuadra en la disputa que mantienen sectores de la barra brava por obtener el liderazgo que quedó vacante tras la detención de Diego Panadero Ochoa».

La Capital de Rosario

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