Uno de cada cuatro argentinos es pobre, según la Iglesia

El presidente del Episcopado, monseñor Arancedo, ratificó la medición de la UCA, que calculó un 27,5 por ciento. El gobierno nacional estimó que era del 5%, menor que en Alemania y varios países desarrollados.

La Iglesia Católica salió ayer de manera más contundente al cruce de los números de pobreza que divulgó Cristina Kirchner en la cumbre de la FAO, donde recibió una distinción en la lucha contra el hambre y dijo que la población vulnerable en el país era solo del 5 por ciento. La réplica provino del presidente del Episcopado, José María Arancedo, quien no dudó en reconocer que «existe» y que es «cierta» la última medición del Observatorio para la Deuda Social de la UCA, que la ubicó «en torno al 25%» – la cifra exacta es del 27,5 por ciento-.
En una entrevista a radio Universidad del Litoral de Santa Fe, Arancedo cuestionó implícitamente los datos oficiales del Indec: «necesitamos las estadísticas y tiene que ser una tarea de mucho respeto elaborar los números objetivos porque son para todos y sirven para planificar un país». No obstante, el religioso mantuvo el tono de crítica moderada y la postura contemporizadora con el Poder Ejecutivo al plantear que las cifras «son un tema sociológico y político, pero el pobre es una persona y eso lo convierte en un tema evangélico. Entonces -precisó- ponernos a discutir números y chicanas es alejarnos de la persona que necesita concretamente».
La respuesta de una de las máximas autoridades del purpurado argentino tuvo lugar luego de una vacilación inicial, en la que la Iglesia evitó atizar la polémica y desmentir al gobierno nacional, que llegó a decir en boca del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, que el país registraba mejores números sociales que los de Alemania.
El primer hombre de fe que se expresó tras los dichos de la Presidente en la cumbre mundial contra el hambre fue el presidente de Cáritas y obispo de San Isidro, Oscar Ojea, quien admitió la permanencia de «bolsones» y «nuevas pobrezas» vinculadas a la adicción y la delincuencia, pero minimizó los contrastes con las estadísticas oficiales.
«Al estar empecinados en la lucha por tener razón, corremos el riesgo de escamotear la realidad y la realidad es más importante que la idea», dijo Ojea. Los medidos comentarios del obispo no se pueden disociar de la «luna de miel» en la que están embarcados el Gobierno y la Santa Sede, que volvió a cristalizarse el domingo pasado cuando se reunieron por quinta vez Cristina Kirchner y el papa Francisco.
Cifras de la discordia
El debate sobre la pobreza lejos está de ser tema zanjado. En medio de la discusión sobre el relato oficial, la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires, que está bajo la órbita del gobierno de Mauricio Macri, informó ayer que a fines de 2014 368.172 personas o el 12,1% de la población capitalina era pobre. De ese total, 72.284 eran indigentes, el 2,4% de la ciudadanía. Claro está, el PRO no puede atizar demasiado la «cuestión social» ya que es responsable de la población vulnerable que reside en el distrito con mayor riqueza del país.
En lo que respecta a la Iglesia, se espera que la curia católica vuelva a posicionarse sobre la polémica dentro de un mes, cuando su usina estadística, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, difunda una nueva medición sobre las cifras de pobreza correspondientes a fines del año pasado. Según consignó hoy el diario Clarín, el cálculo superaría el 27,5% anterior y rozaría el 30 por ciento.

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